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Sugerencias 

 

REDESCUBRIENDO LA PÓLVORA

Durante el último tiempo se ha traído al tapete nuevamente el tema de las emergencias, cosa que   no resulta extraño a raíz del terremoto y posterior tsunami que nos toco vivir como país.

Parto por felicitar a quienes de verdad se están preparando, o más bien mantienen preparada su estación para tales catástrofes, en mi caso no estaba preparado para el terremoto y termine siendo un simple espectador de la debacle que nos toco vivir.

Como también debo reconocer los esfuerzos individuales de algunos colegas radioaficionados que no solo cumplieron con pasar la información necesaria, sino que también expusieron su vida y  seguridad por dar apoyo y ayuda a quienes lo necesitaban.

Y justamente quiero reflexionar sobre este tema, las catástrofes y la labor que nos corresponde, es cierto que en estos casos imprevisibles como comunidad de radioaficionados nos corresponde un papel que jugar, no menos importante que a otros servicios de voluntarios, como también públicos. Pero si bien es necesaria nuestra participación debemos entender que no somos un servicio público, no somos un órgano del estado, y no podemos pretender reemplazar las redes que el estado deber procurar para responder a estas emergencias.   Nuestra labor siempre ha sido la misma, afrontar las primeras horas de la emergencia, cuando nada funciona y es necesario poder dar la información vital que le permite al estado y a sus instituciones poder tomar las decisiones necesarias, comunicar lugares aislados y posteriormente, cuando ya las comunicaciones se restablecen, poder llevar noticias y tranquilidad  a las familias de los afectados, hasta ahí llega nuestra participación real.

El año 1985 nos toco vivir un terremoto en la zona central del país, no tan destructivo ni mortal como el del febrero de de 2010, ahí los radioaficionados tuvimos una participación destacada, hay que recordar que el año 1985 no existían todas las redes de comunicaciones que hoy tenemos ni la cantidad de equipos a los que podemos tener acceso hoy. Pero si tiene algo en común con la reciente catástrofe, tal cual nos ocurrió recientemente los servicios colapsaron, los medios de comunicación  cayeron, nada funcionaba, pero la radio afición si funcionaba.  Tal cual nos paso ahora escuchamos las criticas, los planes de emergencia, los generales después de la guerra  diciendo a sus tropas lo  que debieron haber hecho, etc.

Somos un país con mala memoria, y con poca consciencia de ser un país sísmico, volvemos a redescubrir la pólvora cada vez que la naturaleza se ensaña con nosotros, y por supuesto no estábamos preparados para enfrentar esta nueva tragedia nacional.  ¿Entonces qué fue lo que falló?, nada más que la memoria. Los servicios de comunicación masivos jamás han estado preparados para las catástrofes, sólo como ejemplo mire usted lo que pasa con las líneas telefónicas y celulares para el año nuevo, sin emergencia de por medio se saturan y es casi imposible cursar una llamada.

Como segunda reflexión debo decir que no somos los radioaficionados los que vamos a solucionar los problemas suscitados por la catástrofe, nosotros como comunidad no construimos puentes, no reparamos redes  de comunicación, no habilitamos albergues, etc.

Nuestra labor es acotada a lo que sabemos y podemos hacer, ¿pero podemos hacer más?, la respuesta es POSITIVA, podemos hacer mucho mas.  Pero como requisito para poder hacer mas, es que debemos coordinarnos individual y colectivamente con otras instituciones del área de la emergencia, educacionales, instituciones del estado, de forma que los esfuerzos individuales rinda mayores frutos que hasta ahora.  Ya existen buenos ejemplos de coordinación con las oficinas comunales de emergencia, Bomberos y otras instituciones que cuentan con radioaficionados en sus filas. Es necesario llevar los esfuerzos de menos a más, concentrar los esfuerzos primero en el barrio, luego en la comuna, la provincia, conocer las instituciones que nos rodean, saber quién es quién en el ámbito donde vivimos, es la única forma en que veo posible que los esfuerzos no se diluyan, o pase de moda el tema hasta la próxima emergencia real. Este planteamiento no es nuevo ni novedoso, es necesario que las organizaciones civiles y gubernamentales busquen la forma de coordinarse, de incluirse y complementarse, de forma de establecer una red de protección civil, que pueda operar coordinadamente en los casos que se requiera.

Y lo ultimo tiene que ver con los ejercicios de emergencia,  siempre es bueno practicar y ejercitar, pero cuesta mantener el entusiasmo, cuando las cosas aun están vigentes es fácil, pero pasada la emergencia o echada al olvido, cuesta convocar, la recepción ya no es la misma, no creo que esta vez sea diferente, pero algo queda, siempre algo queda de todos estos esfuerzos, nunca es tiempo perdido.   Pero recuerde que en una emergencia SALEN LOS QUE PUEDEN NO LOS QUE DEBEN.  ¿Qué quiero decir con esto?  Que es responsabilidad de cada uno, no de las instituciones el estar preparado, que no podemos confiar en las repetidoras, en el Echolink, ni siquiera en la persona que hace cabeza en la zona en que vivamos, porque no sabemos como los va a afectar la emergencia, todo es incierto en estos casos.

Quiero terminar reconociendo la labor de algunos radioaficionados, que como dije antes, dejaron toda seguridad propia para ayudar con una actitud fraternal a los que fueron afectados por la reciente catástrofe, a instituciones como la CE3AA que como siempre  no falló, a los Cuerpos de Bomberos, en especial al de TALCA, y a el Ejercito de Chile por su labor.

 

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